Gestión de Proyectos

 

Que nos toca vivir en un mundo convulsionado e impredecible, no es novedad ni hay duda al respecto. Algunos elegirán la representación de esta condición mediante el acrónimo VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity, o Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo en español), otros preferirán el más reciente BANI (Brittle, Anxious, Nonlinear and Incomprehensible, o Frágil, Ansioso, No lineal e Incomprensible en español).

Pero más allá de como elijamos referirnos a los tiempos actuales, la alta complejidad (interacción entre múltiples variables), presente en casi todos los temas que abordamos, nos hace muy difícil y a veces imposible predecir el resultado de nuestras acciones. Esto es incertidumbre y por lo tanto riesgos.

Entendemos al riesgo como un evento o condición incierta que, si se produce, tiene un efecto negativo (amenaza) o positivo (oportunidad) en uno o más de los objetivos del proyecto (alcance, plazo, etc.)

Los proyectos, por sus características de “únicos” (no haber hecho algo igual y bajo las mismas condiciones anteriormente) incluyen siempre riesgos, y esto se ve fuertemente incrementado en la actualidad. Debemos entonces disponer de herramientas que nos ayuden a minimizar y controlar estos riesgos y es aquí donde toma relevancia el enfoque de gestión (predictivo, ágil, o hibrido o ad hoc) que elijamos adoptar en cada caso.

Los métodos predictivos, también conocidos como tradicionales, en cascada y waterfall, que se basan en una detallada planificación y luego ejecución con control, nos proponen tratar a los riesgos de un modo explicito identificándolos, evaluándolos, construyendo respuestas y haciendo un seguimiento permanente de los mismos.

Los marcos de trabajo ágiles, también llamados adaptativos, por su naturaleza iterativa de planificación y ejecución, de trabajo de a pasos y evaluación al final de cada uno, tienen implícita la gestión de los riesgos.

También podemos adoptar un enfoque híbrido, es decir, utilizar conceptos y herramientas predictivas en ciertas partes del proyecto y ágiles en otras.

Y como vemos en tantos casos, los criterios ad hoc son también perfectamente utilizables si no perdemos el control de las principales variables y métricas del proyecto, incluyendo los riesgos.

Independientemente del modo elegido para gestionar cada proyecto, los riesgos estarán siempre presentes, y tenerlos monitoreados en nuestro “radar” será un importante paso hacia el éxito, medido como satisfacción del cliente, entregables (productos o servicios) producidos, plazos de ejecución, costos incurridos o lo que consideremos más representativo.

No deje pasar la oportunidad de obtener el

1er. Diplomado en Gestión Integral de Riesgos Corporativos (ERM)

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